2023: volver a remar tras la tormenta

10.01.2023. Reflexión de Margarita Hermo, directora de la Asociación Gallega de la Empresa Familiar (AGEF).

 

 

Vivimos desde hace tres años inmersos en una tormenta perfecta. Primero una crisis sanitaria global, después una guerra europea que para muchos era inimaginable y la avalancha de consecuencias que ha provocado.

Ante esta situación, las empresas debemos hacer frente a la inflación y al aumento de los costes de producción. Y todo en un mundo más impredecible, en el que no es posible realizar planes a largo plazo y en el que debemos actuar de manera más ágil en la toma de decisiones certeras que garanticen el futuro de las empresas.  

 El tejido empresarial gallego está en un 90% integrado por empresas familiares. Un contexto que nos hace muy sensibles a las crisis, pero muy resistentes en el empleo. Todos nuestros estudios lo constatan: en la crisis de 2020, aunque las empresas familiares redujeron en un 69% sus beneficios y una cuarta parte entró en pérdidas, fuimos capaces de mantener el 96% del empleo. En esa crisis desaparecieron 2.750 empresas en Galicia, un 3,3% de nuestro tejido empresarial.

Confío en la capacidad de las empresas y de los empresarios para sacar adelante sus proyectos. Y más si se trata de empresas familiares, que llevamos el compromiso con nuestro entorno y la resistencia en el adn.

 Estamos también ante la oportunidad de reflexionar sobre la dependencia que se ha generado de la globalidad y de las producciones lejanas. Es momento de valorar la capacidad y know-how que tenemos para apostar por la producción propia y en cercanía. La llegada de los fondos europeos a la economía real podría ser una oportunidad para reimpulsarnos en este sentido.

 Debemos ser realistas. El 2023 preocupa.  No solo porque el FMI ya haya advertido de recesión por la caída simultánea de las tres mayores economías mundiales (EEUU, China y UE), sino porque no estamos viendo llegar el apoyo prometido a la economía real. Galicia necesita proyectos tractores, industriales y muy centrados en sus ventajas competitivas: energías verdes (viento y agua, especialmente); madera/textil; agroalimentaria (con fuerte apoyo a los productos pesqueros, en lo que somos líderes europeos).

A poco que se nos apoye, las empresas familiares gallegas hemos demostrado ser capaces de mantener un tejido empresarial propio, como ya hemos probado en las crisis 2008-14, en 2020 y ¿en 2023? También si se despeja la incertidumbre y la inversión pública procedente de la UE juega su rol de estabilizador en este momento.