Galicia abraza la FP dual Más de 200 empresas afianzan su apuesta por esta modalidad educativa impartida en 73 centros educativos de la comunidad el próximo curso

8 de julio de 2019. El incremento del 60% en los ciclos formativos de Formación Profesional (FP) dual en Galicia para el curso 2019-20 en diversos sectores productivos ha supuesto un paso adelante en el avance de la FP en nuestra comunidad, con la participación de más de 200 empresas, la gran mayoría con sede en Galicia.

La oferta educativa de FP dual en Galicia para el próximo curso se resume en 29.165 plazas en primer curso en centros públicos y en 1.197 ciclos y programas formativos autorizados, y hasta el momento las solicitudes para cursar esta modalidad se han incrementado un 40% con respecto al año pasado.

Entre las novedades para el próximo curso se encuentran la ampliación de la FP dual a sectores como el marítimo-pesquero y el incremento o introducción de la oferta en instalación y mantenimiento, energía y agua, fabricación mecánica o transporte, mantenimiento de vehículos o energías renovables.

35 centros educativos de A Coruña, 18 de Lugo, 9 de Ourense y 11 de Pontevedra ofertan ciclos de grado medio y superior de FP dual para el próximo curso, con la participación de 211 empresas entre las que se encuentran Inditex, Aceites Abril, Aluminios Cortizo, Escurís, Pescapuerta, Armadora Pereira, Pérez Rumbao o Finsa, entre otras.

El 34% de los alumnos gallegos optan por estudiar una FP, frente a la media del 25% en el conjunto de España y los más del 80% que lo eligen en Alemania. En el caso de la FP dual, es la opción del 60% del alumnado en el país germano.

“En los países donde existe –la FP dual–, el desempleo juvenil es mucho más reducido (Alemania 7%, Austria, 11% o Dinamarca 12%)”, señala el Instituto de la Empresa Familiar (IEF). “La orientación de la formación hacia el mercado de trabajo es beneficiosa para todas las partes implicadas. Desde el punto de vista del individuo que busca empleo, supone un aumento de su empleabilidad, gracias a una mayor capacitación, un incremento de sus conocimientos prácticos y una mejor adecuación a las necesidades del mercado. Desde el punto de vista de la empresa, implica una mejora de la productividad de los trabajadores que repercute en un aumento de la competitividad del tejido empresarial y del conjunto de la economía”, añade el IEF.